martes, 31 de marzo de 2009


Biografia de rene descartes La Haya, 1596- Estocolmo, 1650) Filósofo y matemático francés. De familia burguesa, fue alumno de los jesuitas del colegio de La Flèche (1604-1612) y, desde 1619, prestó servicio voluntario en varios ejércitos. Viajó por toda Europa y estuvo veinte años en los Países Bajos (1629-1649), hasta que la reina Cristina le llamó a Estocolmo, donde murió de pulmonía cinco meses después. Su primera obra publicada (anónima) fue el «Discurso del método», preámbulo a los tres tratados sobre «Dióptrica», «Meteoros» y «Geometría» (1637), conjunto que tituló «Ensayos filosóficos». Ampliación del «Discurso» y reflejo de la polémica que éste suscitó son las «Meditaciones sobre filosofía primera y respuestas a las objeciones» (1641, en latín; traducida al francés en 1647, con nuevas objeciones y respuestas). Siguieron «los Principios de filosofía» (1644, en latín; traducidos en 1647) y «Las pasiones del alma» (1649). Muerto el autor, aparecerían «El mundo, o tratado de la luz» y el «Tratado del hombre y de la formación del feto» (1664), escritas en 1633 como una obra única, las numerosísimas «Cartas» (1657-1667) y las «Reglas para la dirección del espíritu» (1701, publicadas en latín, con otras obras sobre física y matemáticas, bajo el título de «Obras póstumas»). Basado en la escolástica tardía y, sobre todo, en Suárez (quien inauguró la metafísica ontológica), en el humanismo renacentista (que ve al sujeto individual como centro del cosmos) y en la nueva ciencia (la condena de Galileo, con todo, hará que Descartes se autocensure de forma prudente), el pensamiento cartesiano es inicio de la modernidad, algunos de cuyos tópicos anticipa: el carácter analítico de la investigación, la explicitación previa del problema del método, la conexión entre intuición y deducción y el planteamiento de una teoría del conocimiento. Descartes mismo presenta su sistema como «un árbol, cuya raíz es la metafísica, cuyo tronco es la física, y las ramas que salen de ese tronco son todas las demás ciencias, que en lo esencial se reducen a tres: medicina, artes mecánicas y moral». Su punto de partida es la duda metódica y la primera verdad que escapa a toda duda es la de «pienso, luego existo». Del sujeto («res cogitans»), cuya esencia es el pensamiento, sólo se pasa al mundo exterior («res extensa») mediante la prueba (mezcla del argumento a priori de san Anselmo y de la clásica vía a posteriori de la contingencia) de la existencia de Dios, garantía de la certeza que el sujeto tiene de la existencia de las cosas exteriores. En cuanto al hombre, y de un modo también dualista, lo anímico es visto como puro pensamiento y el cuerpo como simple mecanismo (hecho, eso sí, por Dios); el problema cartesiano será el de no saber dar una explicación satisfactoria de la relación entre alma y cuerpo. En cambio, son incuestionables la aportación de Descartes en lo científico (simplificó las notaciones algebraicas, creó la geometría analítica y fundamentó el determinismo físico y biológico) y su visión anticipadora de la ciencia (intelectualismo, confianza en la fecundidad de la práctica y fe en un progreso científico ilimitado que debe hacernos «dueños y señores de la naturaleza»).

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